Tony Leblanc: Kokotxas de murcielago en salsa verde o la perdida del tipico bar español.

Una de las mejores escenas del cine español de todos los tiempos esta en "Tres de la cruz roja". Manolo Gomez Bur, Jose Luis Lopez Vazquez y Tony Leblanc se apuntan a la Cruz Roja para ser camilleros en el Bernabeu y poder ir "al Madrid" gratis.



Después del campamento y las putadas que les hacen alli, por fin consiguen su objetivo, pero todos los domingos se pierden el partido porque un forofo (siempre el mismo) se desmaya y lo tienen que sacar en la camilla.

Aun asi el gran Tony Leblanc cuenta la pelicula como le da la gana al padre de su novia que regenta una terraza en la Castellana. Un lunes narra asi su actuacion en el partido del dia antes, asegurando que ha salvado a Puskas de la amputacion de su pierna, ya que tenia "fisura de menisco con peligro de peritonitis".

Padre: - Y como fue?
Tony:   - Pues por una tonteria sacando un corner:
            - Que si lo saco yo.
            - Que si lo sacas tu.
            - Que si lo va a sacar tu padre.
            - Eso no me lo dices en la calle.
            - Eso te lo digo aquí y te arreo un guantazo.
            - Jaja.
            - Juju.
            - Ya nos veremos las caras.
            - Ya nos las estamos viendo.
            -Y el linier banderín parriba, banderín pabajo.
            -Y el arbitro venga a pitar.
            -Total, patada en la espinilla y el pobre Puskas con la pierna colgando.
Padre:  - Y le curastes?
Tony:   - A los 10 minutos, todavía oigo a Don Santiago Bernabeu diciendo: "A este muchacho hay que darle un homenaje"
Padre:   -Te lo mereces, te lo mereces!

Hacia falta chuleria y casta para decir este "monologo" vestido con un mono de fontanero mientras comía patatas fritas y sin despeinarse.

Una mañana de tramites varios me tome un cafe en un bar del centro de Madrid, uno de esos locales que tienen los cristales pintados con la carta y el menu del dia.

El bareto tenia como mucho unos 35 m cuadrados a lo largo, y sentados en los taburetes en fila algo mas de media docena de parroquianos supongo que habituales.

Un señor de unos 70 años se termina el café con churros y se despide del camarero (otro tipo viejo).

- Cliente: Adios Manolo, luego vendremos los 14 o 15 de todos los dias.
- Camarero: Muy bien, y vais a comer en la sala o en la terraza (el bar no tiene ninguna de las dos cosas).
- Cliente: como hace bueno en la terraza (nublado y lloviendo).
- Camarero: vale lo preparo todo para las dos.
- Cliente: Perfecto. Que tienes hoy en el menu.
- Camarero: Kokotxas de murcielago en salsa verde.
- Cliente: Pero de las buenas? frescas?.
- Camarero: Como las ponemos aqui siempre?
- Cliente: Vale.
- Camarero: pos vale.



Esta conversación se mantiene con un leve acento madrileño, y sin una sonrisa, dos hombres que se conocen desde hace por lo menos 40 años, vacilandose como todos los días del año (estoy seguro de que cada día el camarero tiene un especial distinto).

Esto, amigos, se ha perdido, no hay "bares españoles", con las lunas pintadas con mejillones y bocadillos de calamares, ya no hay cabezas de gambas en el suelo mezcladas con palillos y sobres de azúcar. Los operarios de cualquier clase no le dicen a las chicas "Guapa!!", No se habla de toros, ni se juega al tute. Ni hay actores como Tony Leblanc.


Por eso pelis como "Tres de la Cruz Roja" o cualquier otra con guion de Vicente Coello y/o Pedro Maso deben conservarse y verse cada poco para recordar como cualquier acto cotidiano puede ser un ejercicio de ingenio, actitud y chulería.


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